Los auténticos profesionales de la climatización saben que el mantenimiento preventivo es prioritario para alargar la vida útil de los equipos de aire acondicionado. Si aplicamos esta máxima, las posibilidades de averías importantes se reducen drásticamente y solo debemos contar con ellos para resolver las averías más difíciles.
Revisando los equipos periódicamente podemos detectar y corregir fallas menores antes de que se conviertan en problemas graves. Hay que tener en cuenta que un aire acondicionado bien mantenido puede durar hasta 15 años, mientras que uno mal cuidado puede fallar en un plazo mucho menor.
Veamos pues, cuales son las averías más comunes y cómo un buen mantenimiento ayuda a prevenirlas, con nuestros consejos y algunas indicaciones prácticas.
Averías comunes en el aire acondicionado
Existen muchos tipos de averías en los sistemas de aire acondicionado pero, la mayoría suelen estar relacionadas con falta de mantenimiento.
- En la unidad interior y entre las más comunes, tenemos la falta de recambio de los filtros de aire, cuya suciedad puede generar problemas de eficiencia y fallos eléctricos, el bloqueo del drenaje de la condensación y las fugas de gas refrigerante.
- A nivel de unidad exterior, es muy frecuente encontrarse con un compresor forzado o sobrecalentado, lo que puede suponer el bloqueo del sistema.
Recomendaciones de mantenimiento preventivo que puedes hacer tú mismo
Cualquier persona mínimamente cuidadosa puede realizar tareas de mantenimiento preventivo y ahorrarse problemas cuando menos se lo espera. El secreto es aplicar medidas de prevención de forma periódica.
Sustituye el filtro de aire
Los filtros de aire acondicionado son componentes clave para retener el polvo y mantener limpio el ambiente. Sin embargo, cuando se saturan de suciedad, se obstruye el flujo de aire y pueden provocar fallos en el sistema.
Nuestro consejo: límpialos o reemplázalos cada tres meses. Durante los meses de más uso, saca los filtros de la unidad interior y límpialos con una aspiradora o agua (déjalos secar bien antes de volverlos a colocar). Es la medida preventiva más importante que puedes hacer por tu cuenta.
Evita forzar o sobrecalentar el compresor
El compresor es el “corazón” del equipo. Cuando se fuerza da señales auditivas y de consumo (ruidos anómalos, consumo eléctrico anormal) antes de llegar a quemarse. Este forzado no tan solo puede deberse al excesivo uso de la unidad, sino también a las habituales acumulaciones de elementos externos según la época del año que pueden impedir un flujo normal del aire.
Nuestro consejo: Mantén despejado el acceso de aire. De forma periódica, retira hojas secas, polvo o cualquier otro elemento que pueda acumularse a su alrededor e incluso dentro. Con el equipo apagado, puedes limpiar las aletas del condensador con un cepillo suave o con agua a baja presión, teniendo cuidado de no doblar las láminas.
h3: Comprueba el tubo de drenaje
Los sistemas de aire acondicionado cuentan con tubos de drenaje para evacuar el líquido creado por la condensación del aire. Si ese drenaje no se produce debido a la suciedad o acumulación de algas, por ejemplo, provocará goteos, malos olores o humedad, lo que pondrá en riesgo la longevidad del equipo.
Nuestro consejo: Inspecciona de vez en cuando el tubo de drenaje para asegurar que expulsa correctamente el agua cuando el aire acondicionado está enfriando. Si sospechas que existe una obstrucción, puedes aplicar una mezcla de agua con vinagre en el tubo para eliminar esos sedimentos. Efectúa esta limpieza al menos una vez al año.
Revisa cables y conexiones
Los equipos de aire acondicionados no dejan de ser núcleos eléctricos que generan calor y desgastes en sus conducciones, tal como sucede en cualquier otro aparato eléctrico. No todos los puntos de conexión ni los cables responden igual a lo largo del tiempo, por lo que es conveniente comprobar si aparecen conexiones aflojadas o desgastadas que incluso pueden poner en riesgo la seguridad del hogar.
Nuestro consejo: Inspecciona los cables y los puntos de conexión existentes. Podrás detectar a tiempo la existencia de un cable quemado, un capacitor hinchado o bornes sulfatados. Cuando lo detectes, te recomendamos que avises al técnico para reducir riesgos y así evitar males mayores repentinos que te amarguen el día, especialmente cuando más necesites el aire acondicionado.
Comprueba la intensidad del frío: quizás pierdes gas.
La pérdida del gas refrigerante ocasiona la reducción de la capacidad del enfriamiento del aire y genera una reducción de la eficiencia del equipo de refrigeración, al margen del deterioro del medio ambiente. Esta pérdida también provoca la necesidad de un mayor tiempo para alcanzar la temperatura deseada debido a que no enfría lo suficiente. Otra señal es la aparición de escarcha o hielo en las tuberías cercanas a la unidad interior.
Nuestro consejo: Comprueba con las manos la intensidad del frío acercándolas a la salida del aire. Si no enfría como al principio, puede ser síntoma de pérdida de gas. En casos raros, incluso podrías oír un silbido en alguna conexión, siendo indicio de una fuga activa. En todos estos casos, debes avisar al técnico para que la fuga no te genere un mayor coste energético y vuelvas a tener un equipo eficiente.
Haz lo fácil y el técnico hará lo más difícil
El mantenimiento preventivo está a tu alcance, es cierto, pero debes asumir tus límites. Cuando se trata de refrigerante, electricidad o reparaciones, debes acudir a personal especializado. No te expongas innecesariamente ni tampoco pongas en riesgo a tu hogar.
Si deseas maximizar la vida de tu equipo y minimizar riesgos, considera contratar un mantenimiento profesional de forma periódica. En General Climatización estamos a tu servicio con técnicos expertos y certificados, preparados para mantener tu aire acondicionado en óptimas condiciones.